¿Un solo dólar para gobernarlos a todos? El monopolio silencioso de Tether

Tether domina el 60% del mercado, no por ser la más segura, sino porque la falta de integración entre stablecoins limita la competencia y refuerza su ventaja.

Blockchain07/05/2025Santiago VivancoSantiago Vivanco
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Las stablecoins representan una nueva forma de dinero digital, donde dólares estadounidenses son emitidos sobre blockchains públicas. Hoy, este mercado supera los 240 mil millones de dólares, y Tether (USDT) concentra cerca del 61% del total, consolidándose como el líder indiscutido. Pero esta supremacía no se debe necesariamente a sus cualidades técnicas o a su seguridad financiera, sino a otra dinámica: el efecto de red.

Más usuarios, más valor

El efecto de red implica que el valor de una moneda aumenta a medida que más personas la utilizan. En este entorno, quien logra captar una masa crítica de usuarios obtiene una ventaja difícil de revertir. Así, Tether y, en menor medida, USDC de Circle, han logrado una posición dominante que refuerza su liderazgo con cada nueva adopción.

Este fenómeno hace que el mercado de stablecoins funcione como un sistema de “ganador se lleva todo”, donde nuevos competidores tienen serias dificultades para escalar, incluso si ofrecen productos más seguros o transparentes.

El problema de la fungibilidad

Una de las razones detrás de estos efectos de red es la falta de fungibilidad entre las distintas stablecoins. Aunque todas están vinculadas al dólar y mantienen paridad nominal con él, en la práctica no son intercambiables entre sí sin fricción. Cada una funciona como una especie de "dólar digital propio", con su mercado, su liquidez y su nivel de aceptación particulares.

Esto contrasta con el sistema bancario tradicional. En Estados Unidos, los dólares depositados en cualquier banco —grande o pequeño— son tratados por el sistema financiero como equivalentes. Un billete o una transferencia en dólares tiene el mismo poder adquisitivo sin importar la entidad emisora. En cambio, las stablecoins no comparten este estándar: intercambiar USDT por USDC, por ejemplo, rara vez se hace al valor exacto de $1, generando costos implícitos en cada operación.

El desafío de la interoperabilidad

Imaginemos por un momento que McDonald's comenzara a aceptar stablecoins. En lugar de tener un único precio en dólares, tendría que publicar distintos precios según la stablecoin utilizada: 5.71 USDT, 5.68 USDC, 5.74 FDUSD. Esto no solo sería confuso para los usuarios, sino también ineficiente para los comercios.

La ausencia de un marco común entre emisores impide una experiencia de pago fluida, y refuerza la tendencia de los usuarios a optar por las stablecoins más aceptadas y con mayor liquidez, perpetuando su posición dominante.

¿Y los nuevos jugadores?

A pesar de esta concentración, nuevas empresas siguen intentando ingresar al mercado. PayPal lanzó su propia stablecoin, PYUSD,  Ripple lo mismo, RLUSD, otras compañias como Revolut están preparando las suyas. Sin embargo, la historia reciente muestra que, salvo una disrupción mayor (como una sanción legal a los líderes actuales), es poco probable que estos nuevos actores logren romper el ciclo dominante de Tether y Circle.

¿Es posible una solución común?

Para que el ecosistema de stablecoins funcione con la misma interoperabilidad que el sistema bancario, sería necesario que los principales emisores acepten otras stablecoins a la par. Pero hacer eso sería ir contra sus propios intereses: perderían su ventaja competitiva construida sobre los efectos de red.

Hoy, no parece haber incentivos para que se avance hacia un estándar compartido, y esta fragmentación puede limitar la capacidad del sector para consolidarse como una alternativa real de pagos a escala global.

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